LA LÁMPARA DE ALANIÑO

Soy una mancha, solitaria, en una camisa de fiesta de color crema. Desde un día que escuché gritos y me rasparon sin piedad -¡Ay que daño! recuerdo- me llamaron Lámpara. Después me lanzaron unos polvos que picaban y qué mal olían ¡ Uf! Me dieron vueltas    y vueltas en un sitio que había mucha agua, hasta dejarme en una sombra de lo que fui al nacer.

Anda. ¡¡ Shhhsssssssssssssssss!! ¿Qué oigo??

Alaniño …! ¿Otra vez? –pregunta una voz seria como de padre.

-No sé, sí, bueno sí, un poco-contesta una voz aguda de niño- como la tuya.

-Pues con ellas te vas al “cole”. Nos tenemos que marchar –añadió la seria.

Con mi voz menuda, en el idioma secreto, audible sólo en el mundo de las manchas susurro : “¡Eooo! ¡Eooo! ¡Qué alegría! ¿Cómo os llamáis?”

Mancha 1: “Yo soy un Goterón , Goterón de cacao, oscuro y espesito”.

Mancha 2: “A nosotras nos han llamado Salpicaduras, venimos del miso cacao que el Goterón.

Mancha 3: Pues yo Menta, porque a eso huelo, vengo del dentífrico.

¿A que no sabéis que estuve una vez en un cubo de malos olores? Creo que nací en un Día de Año Nuevo pero de eso ya ni me acuerdo. Me alegro de que no estéis vosotros en el cubo que ¡Aggg!, el que apesta.

Mis nuevos amigos se rien y nos ponemos a jugar a las esquinitas.

Ahora ha pasado ya un rato, hemos descansado y somos muchas más. Han venido: varias de macarrones, gordotas como el Goterón del cacao; una de yogur; y, dos de agua aunque éstas últimas dicen que se van a ir pronto.

Así que deja de enfadarte, que yo estoy muy contenta, que lo sepas, porque estoy acompañada . Ya no dirán “¡Mira qué mancha, Alaniño! Soy una más, que no está sola para jugar , en una camisa de fiesta de color crema. También te digo otra cosa, como me vuelvan a llevar al cubo ese que ¡agg! ¡qué mal huele…! Pido hacerme invisible y quedarme escondida. ¿Vale?

httpv://www.youtube.com/watch?v=BexEIk3KjyA

6 respuestas to “LA LÁMPARA DE ALANIÑO”

  1. Buena la has hecho Sole, a partir de ahora me va a dar pena meter a las pobres manchas en el cubo que apesta. Ahora sí que se acabó el frotar jejeje.

    Gracias por esta simpática historia.

    Besos

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